Llueve, escucho un blues... -1-
El agua corria despacio por sus mejillas, el charco se volvia rosa. El ojo izquierdo se negaba a funcionar. Pensó: -¡Auchhhh!-
El madrazo en el costado derecho le trajo vagos (pero intensos) recuerdos de lo sucedido. Intentó incorporarse. Al sexto intento lo logró y, tambaleante, enfiló hacia... -Para donde esta la avenida? Dejo que el ritmo involuntario de sus piernas inseguras decidieran el rumbo y caminó, palpando cada seña de dolor, lo cual supuso mas tiempo del esperado; todo le dolia. Las tres y media no son propicias para la orientación y esa zona de la ciudad (-¿Si regresamos a Guadalajara,no?-) reclamaba sus origenes, mitad pueblo, mitad tierra de nadie.
De pronto una imagen le arponeó la memoria y le hizo detenerse en seco, situación que aprovechó para tomar un poco mas de aire. El pelo rubio, la mirada verde e interrogante, las tres lágrimas y la nariz enrojecida le develaron otro poquito del misterio que era su, a esas alturas ya, desesperante y lastimosa condición.
La foto era borrosa; un bar de buena muerte, la música pegajosa, las luces que en lugar de iluminar, distorsionan. El J&B habia cumplido a la perfección la encomienda y las neuronas, a punto de declarar tablas, habian optado por un receso. El sabia que estaba bailando, es mas, estaba dominando la pista a punta de cache. Tal vez el unico pequeño inconveniente era sentir su propio peso muerto sobre los hombros de L.
-Ramiro, por favor...
-¿Que?
-Ya vamonos, andale
Supo que se mantuvo firme en su autentica necedad de borracho, al notar que los ojos verdes estaban detras de medio kilo de rimel en cada hilera de pestañas, e incluso, se habian vuelto negros. Notó tambien (y como no!) el tremendo escote que los acompañaba y dedujó, agil, que L estaba descansando y le habia dado chance de seguir apantallando a esa pleyade de imberbes autóctonos con su estilo.
-¿Que onda, reyna, como te llamas?
Media sonrisa como respuesta
-¿Que, aqui chambeas?
El golpe fue brutal y obviamente inoportuno. El abrazo con el pavimento le hizo notar que los charcos ya eran rojos. La botella de coca, ahi, como burlandose.
2 comentarios
MIKE -
Mariana -
Saludos XD.
Pd: Disculpa el atrevimiento, pero pues asi soy.