Treinta y once
A los seis, el pastel era del pato Donald. No se usaba eso de "moordida, mordida!"
A los diez, el regalo ideal era que se acabara la fiesta.
Cuando los doce tenia fiebre por los discos de 33 RPM, de lo que fueran.
Al llegar a la mayoría de edad (porque le dirán asi; 18 son poquitos no?), el regalo fue el primer viaje en avión.
En los veintidos, ya celebré con esposa.
A los treinta y uno, celebré sin esposa.
A los treinta y tres, me quedaban tres meses de soltería (ootra vez la burra al trigo!)
De ahi pa’ca, cada 365 se cumplen ciclos con características hiper disímbolas, pero, lo juro, nunca,nunca,nunca aburridos.
Hoy a los Treinta y once celebro tener vida para celebrar la vida.
3 comentarios
pepensador -
Edmundo Dantés -
Mariana -
Saludos XD