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Pepensador

Vida de locos, respuestas vacias

El miro el reloj por decimocuarta vez: las seis y media. Ella ya no iba a venir. No podia no venir. Bueno, eso quería. Seis treinta y uno, el tiempo parece saber cuando queremos que se congele y entonces transcurre líquido, dócil, presto a acabarse. Volvió a repetir las palabras tan febrilmente ensayadas y tan torpemente elegidas para tan fausta ocasión. La ejecución seguia siendo pésima, se trababa, repetía las muletillas tan chocantes, tartamudeaba.

"Uta! y eso que no ha llegado, ahora que llegue, me cai que que hasta la baba se me va a caer y peligroso hasta la escupo y me da un madrazo o se enoja y se va..."

-Hola, perdon, es que no hallaba que decirle a mi mamá...

Las nubes no podian resistir mas luz, la lluvia era solo una casualidad y el tiempo, ahora si, parecía confabularse. ("ya era hora!!") Miró el rostro que, apenado, se disculpaba por la tardanza, escuchó vagamente disculpas sobre camiones, trafico y cosas sin importancia. El motivo central de sus latidos estaba entre sus ojos, su rubor, su timidez y su sonrisa. Esa sonrisa! Parecía que no se animaba a ser y luego, lo deslumbraba con tal potencia que el sentía como se iba dibujando en su rostro, juguetona, divina, lúcida, templada. El cabello enmarcaba su cara con elegancia y sencillez. La entera imagen lo dejaba sin aliento. El cuerpo, bajito y llenito, le causaba efectos diversos, todos terminales y ulteriores por abajo del ombligo.

-Hhola, como estas?

"Que estará pensando? ,¡Chingado, porque me puse esta camisa!, ¿Y si no quiere ir a ninguna parte?, ¿O a donde la llevo?, ¿Uta’ que hago, que le digo?..."

-Bien, y tu? Oye, vamonos no? Esta lloviendo! Me invitas un café?

-Si claro.

Al sentarse, él decidió hacerlo a su lado y no frente a ella. Ordenaron dos moka blancos, un pastel Selva Negra para ella y un pay de zarzamora para él. Ambos probaron los dos. La plática se fue, como siempre, hacia los lugares comunes. Hora y media despues, él sentía el peso de sus temores hormonales y ella estaba tranquila. El había podido articular una plática, mas o menos inteligible sobre las vicisitudes de las relaciones humanas. El no quería forzar nada. Bueno, no estaba seguro.

Es exclusivo el amor? Cabe la posibilidad de experimentarlo doble y simultaneamente? Que coños le pasaba por la mente? Sufría. La perspectiva de perder una entrañable amistad, en realidad le aterraba. La idea de no tenerla a su lado como su mujer, como dueño absoluto de sus sueños y sudores, simplemente le taladraba el alma con un dolor muy intenso. El escenario en donde, cual titeres shakespearianos, todos terminaban en tragedia, lo volvía loco. El recuerdo de su lugar, su princesa, su compañera lo hacía sentirse el último e inmerecedor de vivir insecto de la galaxia. La charla seguía en dos planos, el plan tertulia y todo esta a toda madre y el otro, el real, el de los problemas y complicaciones, el de la cruda verdad y muchas, muchas consecuencias. Casi todas graves, no todas malas. Una la ejercían los labios, otra la mente. O la culpa? Miraba sus ojos, escuchaba su llanto al contarle sus particulares infiernos, sin sopechar el que ocasionaba en él.

Por fin..., la besó.

 

1 comentario

Azul -

El amor...filtrandose hasta los huesos...

Bikiños y buen inicio de semana.