Blogia
Pepensador

Recuerdos en escabeche

Cuando por fin pudo destapar el frasco y ya con el brazo acalambrado, solo pudo gozar por breves segundos de su pírrico triunfo, pues el contenido salió disparado, como confirmandole que no iba a rendirse facilmente, depositandose tan asi en la vianda en turno. Termino por ayudarle, arrojando hasta donde la fatiga muscular permitiole, el triste contenedor hacia su destino final: la pared. Termino por engullir el resto, ya molesto. Pensaba en tantas y tan intrascendentes pequeñas batallas que se suscitan todos los dias y a cada momento, y el porque, ultimamente, las perdia todas. Quiso restar importancia y una breve lembranza le punzó en el parietal izquierdo; recordó todo lo acontecido el mes pasado y no pudo menos que sonreír ante la impotencia de saber perdida de antemano ESA particular campaña. Intento justificar sus torpezas, argumentó contra si mismo el monton de circunstancias adversas que tuvo que sortear ante su, digamos capricho? y finalizó el juicio aceptando que pudo haber hecho las cosas de otro modo. Iba a servir el café y la transparencia del agua en la ollita llamó su atención y volvió a repetirse la conveniencia de ir al super con una lista previa. Prendió el televisor, despues de una busqueda frenética del control por entre las costuras y uniones del desvencijado sillón, y durante la cual encontró; una caja de cigarros arrugados y añejos, botones de camisas (o blusas?), una variedad variopinta y en diferentes niveles de descomposición de restos alimenticios, hasta que el maligno instrumento estuvo en sus manos. Cuando por fin la pantalla se iluminó, el paisaje de puntitos blancos y negros con el temido sonido "ssshhhhhhh" que, definitivamente establecia de modo inequívoco la falta de señal, no pudo menos que terminar de convencerse de su mala fortuna en ese dia. Se hizo bolita sin acostarse y entonces, decidió enfrentar a otros cuatro recuerdos que hacian fila en el sistema límbico, como queriendo pelear. Uno de ellos, el más punzante de los cuatro, le traia intensas sensaciones e intentaba, malicioso, hacerlo llorar. Quebrarlo, pues. Lo logró. Emprendió mejor el ataque con otro menos perro, uno mas blandito. Eligió al tercero (el segundo tambien estaba cabron) y pudo iniciar el debate contra si mismo. Despues de todo, los recuerdos son uno y uno es su historia. Por cierto, nunca pudimos saber el fin de esta historia. El tipo aun sigue dialogando en silencio, con los brazos cruzados y la vida al reves, en un cuarto con paredes, no acolchonadas y si descarapeladas.

6 comentarios

Daanrro -

Casí creí que tiraba papelitos al cesto de la basura, de no ser por el contenido del sillón, casí me voy de finta...

pepensador -

Gracias por tu visita, tus letras siempre motivan, saludos.

Azul -

Como siempre....letras que se enlazan y transmiten...emoción y sutileza.

Me encanta!
Mil bikos.

pepensador -

Gracias, me agrada que recibas mis letras con esa disposición tan benévola.

mixtli -

Por cierto, avisote que cambiose mi derección...
Chus

mixtli -

Creo que es la primera vez que te leo así, y me ha encantado, tienes una facilidad de liar una idea con la siguiente y de caracterizar tan bien al personaje...
Un abrazo pepensador...