un poco de opinión (pa' no variar!)
Tantos y tantos -y tan variopintos- asuntos recientes que se alcanza uno a abrumar. Un poquito, pues. No exageremos.
Como decía Jack -el destripador, Daniels es mas relax-, vámonos por partes.
Escribir, en redes sociales, blogs, sitios de ¿noticias?, implica un mínimo de compromiso. Bueno, hasta la plática en la esquina con el combo habitual de rufianes inhabituales requiere cierta fundamentación básica, diría que hasta primitiva. De otro modo es ruido, cháchara sin rumbo, lámpara sin luz, reloj sin manecillas o biblia sin Jesús.
No es gana de evangelizar, pero que agradable sería leer -o escuchar- la opinión de quien sea, encueradita de dogma y con el educado y amable "yo pienso/creo/siento" por delante.
Todo vale, y nunca estaremos de acuerdo en todo con todos... y que bueno. Solo que llega a ser medio esquizogénico (si existe el término, verdad?) escuchar (o leer) tanta y tanta verdad absoluta.
Ya sé que en la mayoría de casos se sabe de antemano que lo escrito o dicho es exacta y justamente, solo eso: la opinión del suscribidor.
Hablo de las situaciones en que el emisor, trepado en la más preclara atalaya del saber, tiene a bien iluminarnos apabullantemente con la neta del planeta. Y espera impávido nuestro agradecimiento eterno.
Renunció Benedicto XVI. Hordas de sociológos/teólogos nos "aclaran" el cisma, al grado que solo faltaría la órden de aprehensión para resolver el caso,
Arrestan a la fea líder de los maestros. Politólogos en fila india llenando cuatro o cinco estadios Azteca nos "explican" el intríngulis.
Muere Chávez. Venezuelólogos, psicosociólogos, economistas y hasta psiquiatras nos hacen ver lo corto de nuestra mira y en un acto de extrema generosidad (con una pizca de desprecio por nuestra escasa inteligencia) nos "develan" la verdad.
Leo con gusto todo, no puedo siempre concordar. Sugiero matizar, entender que no siempre tenemos todos los elementos de todo, como para que nuestra opinión sea LA OPINIÓN.
Yo pienso... a veces.
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