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Pepensador

El Crucigrama

Una buena mañana, el encontró en su gaveta un nuevo habitante. Justo es decir que en su gaveta, amplia entre las amplias, eso no era en si mismo una novedad, pero igual le sorprendió. El recién llegado no era del todo desconocido, ya le había visitado en otros tiempos, cuando las ansias verdes caían del árbol y tapizaban el alma como guayabas o peras. El destino de muchas era muy común; la gran mayoría se podrian en el páramo de lo que nunca sucedía. Pese a todo ello, le dió la bienvenida con, digamos cortesía y un genuino interés de rescatar lo rescatable, sin ánimo de molestar. El viejo conocido era de un talante familiar y veleidoso, comodino y molesto, eso si, entrañable y genuino. En ocasiones, incluso necesariamente inoportuno. No era otro más que el sentimiento de lo nuevo, la oportunidad de morder frutos de árboles que creía marchitos. Tal vez por tener aseguradas las provisiones en la cómoda comodidad de su remanso, por saber que solo estirando la mano, podía deleitar su antojo y saciar el hambre, la nueva y vieja conocida sensación, como no, aguijoneada con una pizca de sabor prohibido y peligroso, le resultaba tan tentadora. Dedicó gran parte de su tiempo a pensar en las posibilidades. Escudriño el contenido de la maleta del advenedizo; dudas, inmadurez, miedo, inexperiencia, preguntas, mucha ternura sin usar (incluso en su empaque original) Intentó ser cauto al ir descubriendo todo el bagaje, quiso (en medio de su estupidez) adivinar lo que no estaba ahi, dibujo círculos con líneas rectas, imaginó manchegos molinos en un escenario sin ninguna Dulcinea. Poco a poco, fue internandose en el laberinto recién descubierto y cada vez imaginaba más cercano el encuentro con un corazón, que latía al ritmo de su nombre. La realidad siempre supera a la ficción y encontró un alma palpitante por otro andante caballero. El hallazgo fue brutalmente sencillo y sencillamente brutal. El fruto elegido, el que habia cuidado con tanto esmero y devoción, que había abonado con lunas, estrellas y nostalgias, fue autocosechado en beneficio de otro agricultor del inexistente villorrio. El aun solloza su infortunio, en medio de la nada y al amparo de su cómoda comodidad. Sirvió para revalorarla? No podrá saberse hasta que las simientes prendan de nuevo. Las cosechas de la noche se siembran en Enero y se levantan de madrugada. No bastan dos corazones humeantes para generar una pasión. El agua de la lluvia se diluye en dos oceános, reclamando propiedad al río de nadie y de todos. Las almas poseen un sentido abstracto y bizarro de la justicia que siempre, siempre pasa por la escasa cordura de un tonto enamorado de quien no debe. 

4 comentarios

Daan. -

Alguna vez, alguien me dijo, que el amor, no era más que una puerta de hojas abatibles, una simulación del viento, y que el enamorado que vivía de un lado, solo veía en el canto de sus hojas, aquello que le hacía daño.
¿ Quién puede saber si fuera cierto?, yo sigo esperando que las puertas se caigan con el paso del tiempo y me deje pasar al otro lado sin tener que mover solo un lado de la misma.

pepensador -

Muchas gracias, el ego se inflama un poquitin, pero nada de cuidado. (Espero...)

Azul -

Cuando relatas simplemente tienes magia!!

Mil bikos :d

mixtli -

Te había dicho ya que me encanta como escribes? Me encanta más que nada tu métrica, la forma de utilizar las palabras para que lleven un contexto, y muchas veces me pasa que me olvido del mismo, por estar decifrando una y otra vez tu manera de escribir...
Un abrazo